La leishmaniosis es una enfermedad endémica en muchos países, entre ellos España.
Se trata, además, de una zoonosis, es decir, es una enfermedad que afecta a los animales, pero también afecta a las personas. A pesar de que sabemos que puede afectar a la mayoría de los mamíferos, el reservorio principal son los perros.
La leishmaniosis es una enfermedad causada por un parásito protozoo del género Leishmania spp., que se introduce en el animal mediante la picadura de un flebótomo infectado. En algunos casos un perro puede ser portador del parasito de la leishmaniosis, pero no desarrollar la enfermedad porque nunca llega a presentar síntomas. Pero es importante intentar evitar, tanto como sea posible, que la Leishmania llegue al interior del animal.
Aunque, es posible que los perros se contagien por vía sexual o de madres a hijos, no suele ser lo habitual. La forma más común de transmisión de la enfermedad es a través de la picadura de un flebótomo, que es un insecto parecido a los mosquitos. Si un flebótomo está infectado y pica al animal, la Leishmania se introduce en él. En este momento, todo dependerá de la respuesta inmunitaria del animal, facilitando que desarrolle o no la enfermedad.
Es posible que logre combatir la infección, pero en algunos casos se acaba desarrollando la enfermedad. La gravedad de la enfermedad y los síntomas que aparecen suelen depender de cada perro, en función de su estado de salud, de su raza y sobre todo de la respuesta de su sistema inmunitario. Los síntomas que observamos con más frecuencia en el animal son alteraciones en la piel.
A pesar de que actualmente no existe un método de prevención 100% eficaz contra la leishmaniosis canina sí que hay muchas medidas que podemos tomar que nos van a ayudar a evitar que el animal se contagie y, en caso de que se contagie, que el desarrollo de la enfermedad sea menos grave.
Teniendo en cuenta que la vía principal de contagio es la picadura del flebótomo, lo mejor que podemos hacer es evitarla. Para hacerlo podemos usar diversos repelentes (por ejemplo, collares repelentes o pipetas diseñados específicamente para ello) o intentar evitar exponer al animal a los flebótomos planeando los paseos en los momentos del día en los que estos son menos activos.
Las horas de mayor actividad del flebótomo son el atardecer, el amanecer y las primeras horas de la noche. Por eso también es importante procurar que el perro no duerma en el exterior por la noche, ya que en una sola noche puede llegar a recibir más de 100 picaduras, aumentando así el riesgo de contagio.
Todas las vías de transmisión demostradas son las que exponemos en este artículo. Por lo tanto, en caso de que un perro tenga leishmaniosis no hay que tener miedo de que pueda contagiar a otro animal o a un humano mientras está jugando o a través de un lametazo, ya que, si no hay flebótomo de por medio, no hay contagio.
En caso de que creas que tu perro puede tener leishmaniosis, te recomendamos que visites tan rápido como puedas a tu veterinario de confianza para que realice las pruebas necesarias y puedas obtener un diagnóstico fiable.
- Por un mundo sin Leishmaniosis. Leishmaniosis. Última consulta (26/05/21). Disponible online: https://www.porunmundosinleishmaniosis.com/leishmaniosis.html
- Stop Leishmania. Leishmaniosis en perros. Última consulta (26/05/21). Disponible online: http://www.stopleishmania.org/es/leishmaniosis-perros.php